- Iniciando escaneo –
dijo Tesla. A los pocos segundos, la información fluyó como una
cortina de símbolos en el centro de la sala, sólo visible por
Barrs. Lo suponía, ahora enséñame tu verdadera cara, parásito.
- Tesla, inicia control
manual; pilotos, vuelvan a base y permanezcan a la espera – dijo
Barrs mientras comenzaba a levitar en el centro de la sala. En la
virtualización apareció un dodecaedro en líneas vectoriales que
representaba a Tesla, desplegando a su vez racimos de menús con toda
la información útil sobre el satélite. La sala y todo su
contenido, otrora opaco, se volvieron transparentes, dando la
impresión de que Barrs flotaba en medio del espacio, sólo rodeado
por las interfaces. De todos los vértices del dodecaedro virtual
salieron líneas rojas que se unieron a su cuerpo. Ahora estaba
anclado a Tesla, cada movimiento suyo, lo haría el satélite. Vio
como todos los cazas entraron el los hangares y se colocaron
nuevamente en posición de lanzamiento.
- Inicio control por
codificación telepática – en la virtualización de Barrs se
desplegó la interfaz de los pilotos: ahora ellos, él y Tesla eran
un único ente. Una mente colectiva con un cuerpo de cien kilómetros.
Una máquina de matar perfecta controlada a través del cuerpo y los
deseos de Barrs, cual titiritero bélico. Permaneció inmóvil,
flotando, en un silencio sólo comparable al del vacío del espacio.
La tensión era tan densa que a los pilotos les costaba respirar. Sin
embargo, él disfrutaba con aquella espera, el momento culminante
antes de la lucha. Todo lo que representaba se resumía en esos
segundos, control de pliegue: preparado. Giró sobre si mismo
y el dodecaedro con él, miró la grieta: una fractura de la realidad
compuesta por fractales cambiantes cuya forma se repetía y se
extendía, como ríos a vista de pájaro. Puertas hacia los confines
del espacio. Escudos cinéticos: a la espera. El satélite
Tesla carecía de propulsión, exceptuando la competencia de rotación
sobre cualquier eje vectorial, no la necesitaba, poseía una
capacidad de pliegue ilimitada, ya que se cargaba de energía
orbitando alrededor de cualquier estrella. Escudos energéticos: a
la espera. Se permitió recitar los dogmas, para si, como siempre
hacía en la víspera de un encuentro: Dogma Primero: tu cuerpo y
tu mente son tú: son lo que eres, son lo que serás, no tienes nada;
cañones de vacío: cargados.
Dogma Segundo: tu cuerpo y tu mente son tú: nunca
serán mancillados por el exterior; gravedad
interna: estado de alerta. Dogma Tercero: tu cuerpo y
tu mente son tú: vive tu existencia con plenitud, defiende tu
naturaleza; campo de éxtasis:
a la espera. Dogma Cuarto: tu mente y tu cuerpo son tú:
haz de la historia tu baluarte, la humanidad prevalecerá; sistema
defensivo automático: activado.
Aquel era el índice de su vida, y el de muchas otras, desde la
aparición de los simbiontes. Recibió una señal telepática de
Tesla: detectado objeto a través de la grieta S4356,
se humedeció los labios. Mikael Barrs dividió su mente en dos, un
ejercicio que entrenaba desde su pubertad, por una parte estaba su
mente en comunión con Tesla, pilotos, la táctica, y la ejecución;
y por la otra sueños, retazos de recuerdos, e información inconexa.
Era un ejercicio defensivo, una de las formas existentes para
protegerse de la monitorización telepática, los programas
cortafuegos en los inyectables eran de uso obligado, así como el
aprendizaje de la habilidad si se carecía de uno. Barrs usaba
ópticos en forma de gafas oscuras, soñaba despierto, literalmente.
Vamos, el
placer se convirtió en impaciencia, vamos parásito, has
cruzado ya. Su mente repasó
todos los datos procedentes de la grieta: nada. Has pasado
la grieta, lo sé, te he visto en el subespacio, no has podido volver
sin una reentrada, estás aquí, conmigo, escondido, muy bien
escondido. Silencio, oscuridad y
escombros desperdigándose allí donde hubo una lucha entre el
satélite Tesla y naves vacías del Sínodo. Barrs vio cómo los
restos del convoy plegaban, desapareciendo tanto de la virtualización
como de la realidad. Puedo verte de otra forma. Abrió
los brazos y las manos, como un director de orquesta al final de la
sinfonía de su vida, y se desplegaron todos los cazas, un enjambre
de octaedros regulares que dejaban estelas luminosas azul pálido.
Por un momento pareció que a Tesla le salieron alas. Barrs movió
sus brazos hacia adelante, como haciendo batir aquel banco de
octaedros, convirtiéndose en un tornado sideral con la dirección
que Barrs indicaba. Se echó hacia atrás, dió una vuelta sobre si
mismo, Tesla giró, volvió a abrir los brazos, comenzó la danza,
otros dos abanicos, esta vez en la dirección contraria. Barrs
flexionó los brazos, estiró las piernas, e hizo como si agarrara
algo en el aire, en el espacio; los cazas se convirtieron en una
nube: cada vez que Barrs abría las manos, la nube de cazas se
expandía, cada vez que las cerraba, al revés. Alguno te
tocará, y entonces serás mío. Navegó
por las interfaces, tan rápido como su mente pudo, no necesitaba
leer la información, el modo manual mandaba directamente los datos
al cerebro. Violación del
casco: 0%; actividad computacional: 0%; actividad psíquica: 0%;
actividad energética: 0%; detecciones a través de la grieta: 1;
¡Una, dogma infinito, una! A qué esperas parásito.
Se abrazó a si mismo y los
cazas volvieron a los hangares, a la espera. La idea de hacer chocar
cazas a un supuesto casco invisible no funcionó. Simplemente, allí
no cruzó nada. Paciencia, aparecerás. Relajó
los brazos y las piernas, escudriñó centímetro a centímetro la
zona, ni rastro, nadie. El convoy no era más que un
señuelo para saber cuánto de nuestra flota ha permanecido en la
grieta, tras el pliegue informarán de nuestra presencia, eso entra
dentro del plan. La lectura de las sondas es correcta, así como los
datos de Tesla, en eso no hay error, pero... ¿Qué es detectable por
una sonda y no por nuestros sensores? ¿Algo extremadamente pequeño?
Las sondas detectan cualquier objeto en camino a través de la
grieta, allí el camuflaje no es posible, y el camino es sólo de
ida, si hubiese vuelto a entrar, también habría sido detectado.
Nada indica que hayan entrado en Tesla, es posible franquear los
escudos, pero cualquier intromisión en el casco se sabría de
inmediato. No, debe ser otra cosa, pero qué.
No hay comentarios:
Publicar un comentario