jueves, 21 de febrero de 2013

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- Iniciando escaneo – dijo Tesla. A los pocos segundos, la información fluyó como una cortina de símbolos en el centro de la sala, sólo visible por Barrs. Lo suponía, ahora enséñame tu verdadera cara, parásito.
- Tesla, inicia control manual; pilotos, vuelvan a base y permanezcan a la espera – dijo Barrs mientras comenzaba a levitar en el centro de la sala. En la virtualización apareció un dodecaedro en líneas vectoriales que representaba a Tesla, desplegando a su vez racimos de menús con toda la información útil sobre el satélite. La sala y todo su contenido, otrora opaco, se volvieron transparentes, dando la impresión de que Barrs flotaba en medio del espacio, sólo rodeado por las interfaces. De todos los vértices del dodecaedro virtual salieron líneas rojas que se unieron a su cuerpo. Ahora estaba anclado a Tesla, cada movimiento suyo, lo haría el satélite. Vio como todos los cazas entraron el los hangares y se colocaron nuevamente en posición de lanzamiento.
- Inicio control por codificación telepática – en la virtualización de Barrs se desplegó la interfaz de los pilotos: ahora ellos, él y Tesla eran un único ente. Una mente colectiva con un cuerpo de cien kilómetros. Una máquina de matar perfecta controlada a través del cuerpo y los deseos de Barrs, cual titiritero bélico. Permaneció inmóvil, flotando, en un silencio sólo comparable al del vacío del espacio. La tensión era tan densa que a los pilotos les costaba respirar. Sin embargo, él disfrutaba con aquella espera, el momento culminante antes de la lucha. Todo lo que representaba se resumía en esos segundos, control de pliegue: preparado. Giró sobre si mismo y el dodecaedro con él, miró la grieta: una fractura de la realidad compuesta por fractales cambiantes cuya forma se repetía y se extendía, como ríos a vista de pájaro. Puertas hacia los confines del espacio. Escudos cinéticos: a la espera. El satélite Tesla carecía de propulsión, exceptuando la competencia de rotación sobre cualquier eje vectorial, no la necesitaba, poseía una capacidad de pliegue ilimitada, ya que se cargaba de energía orbitando alrededor de cualquier estrella. Escudos energéticos: a la espera. Se permitió recitar los dogmas, para si, como siempre hacía en la víspera de un encuentro: Dogma Primero: tu cuerpo y tu mente son tú: son lo que eres, son lo que serás, no tienes nada; cañones de vacío: cargados. Dogma Segundo: tu cuerpo y tu mente son tú: nunca serán mancillados por el exterior; gravedad interna: estado de alerta. Dogma Tercero: tu cuerpo y tu mente son tú: vive tu existencia con plenitud, defiende tu naturaleza; campo de éxtasis: a la espera. Dogma Cuarto: tu mente y tu cuerpo son tú: haz de la historia tu baluarte, la humanidad prevalecerá; sistema defensivo automático: activado. Aquel era el índice de su vida, y el de muchas otras, desde la aparición de los simbiontes. Recibió una señal telepática de Tesla: detectado objeto a través de la grieta S4356, se humedeció los labios. Mikael Barrs dividió su mente en dos, un ejercicio que entrenaba desde su pubertad, por una parte estaba su mente en comunión con Tesla, pilotos, la táctica, y la ejecución; y por la otra sueños, retazos de recuerdos, e información inconexa. Era un ejercicio defensivo, una de las formas existentes para protegerse de la monitorización telepática, los programas cortafuegos en los inyectables eran de uso obligado, así como el aprendizaje de la habilidad si se carecía de uno. Barrs usaba ópticos en forma de gafas oscuras, soñaba despierto, literalmente.
Vamos, el placer se convirtió en impaciencia, vamos parásito, has cruzado ya. Su mente repasó todos los datos procedentes de la grieta: nada. Has pasado la grieta, lo sé, te he visto en el subespacio, no has podido volver sin una reentrada, estás aquí, conmigo, escondido, muy bien escondido. Silencio, oscuridad y escombros desperdigándose allí donde hubo una lucha entre el satélite Tesla y naves vacías del Sínodo. Barrs vio cómo los restos del convoy plegaban, desapareciendo tanto de la virtualización como de la realidad. Puedo verte de otra forma. Abrió los brazos y las manos, como un director de orquesta al final de la sinfonía de su vida, y se desplegaron todos los cazas, un enjambre de octaedros regulares que dejaban estelas luminosas azul pálido. Por un momento pareció que a Tesla le salieron alas. Barrs movió sus brazos hacia adelante, como haciendo batir aquel banco de octaedros, convirtiéndose en un tornado sideral con la dirección que Barrs indicaba. Se echó hacia atrás, dió una vuelta sobre si mismo, Tesla giró, volvió a abrir los brazos, comenzó la danza, otros dos abanicos, esta vez en la dirección contraria. Barrs flexionó los brazos, estiró las piernas, e hizo como si agarrara algo en el aire, en el espacio; los cazas se convirtieron en una nube: cada vez que Barrs abría las manos, la nube de cazas se expandía, cada vez que las cerraba, al revés. Alguno te tocará, y entonces serás mío. Navegó por las interfaces, tan rápido como su mente pudo, no necesitaba leer la información, el modo manual mandaba directamente los datos al cerebro. Violación del casco: 0%; actividad computacional: 0%; actividad psíquica: 0%; actividad energética: 0%; detecciones a través de la grieta: 1; ¡Una, dogma infinito, una! A qué esperas parásito. Se abrazó a si mismo y los cazas volvieron a los hangares, a la espera. La idea de hacer chocar cazas a un supuesto casco invisible no funcionó. Simplemente, allí no cruzó nada. Paciencia, aparecerás. Relajó los brazos y las piernas, escudriñó centímetro a centímetro la zona, ni rastro, nadie. El convoy no era más que un señuelo para saber cuánto de nuestra flota ha permanecido en la grieta, tras el pliegue informarán de nuestra presencia, eso entra dentro del plan. La lectura de las sondas es correcta, así como los datos de Tesla, en eso no hay error, pero... ¿Qué es detectable por una sonda y no por nuestros sensores? ¿Algo extremadamente pequeño? Las sondas detectan cualquier objeto en camino a través de la grieta, allí el camuflaje no es posible, y el camino es sólo de ida, si hubiese vuelto a entrar, también habría sido detectado. Nada indica que hayan entrado en Tesla, es posible franquear los escudos, pero cualquier intromisión en el casco se sabría de inmediato. No, debe ser otra cosa, pero qué.

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