Cumplió con sus órdenes,
en esta misión debía hacerse cargo personalmente, nada podía
quedarse al azar, escogió a los mejores pilotos y se dispuso a
entrar en lo que, seguro, era una trampa. El sector de S4356 es
estimable, pero no tanto como para compensar la probable pérdida de
Tesla. La entrada de los simbiontes en la guerra es un duro
revés a favor del Sínodo. Recordó las primeras datomemorias de
historia humana referentes a los simbiontes, cuando era niño, en el
centro militar de Thadaos, SP7230071 Minera Cenurus, datomemorias que
impartía Jigs' Tu, destacado e incorruptible preboste del Culto
Dogmático: El primer contacto con los simbiontes se produjo en
Madre, nuestro planeta natal, un mundo rico y próspero que, pese a
las vicisitudes, se logró salvar de los antiguos capitalismos. Los
científicos maternos constataron que habíamos coexistido con los
simbiontes desde hacía miles de años, pero sólo fue hasta mediados
del 1356 P. G. (Primera Grieta), cuando logramos establecer
comunicación. Durante los dos mil años maternos
posteriores ambas especies vivieron en paz.
Pero vino lo que se denominó Asimilación Simbiótica: un
dañino proceso cuyo objetivo es la extinción de la humanidad a
través de la mezcla genética y de la invasión del cuerpo con
implantes orgánicos. Destruyendo la tan lograda Concordia
Humanitaria de nuestros ilustres antepasados. Fue entonces (3754 P.
G.) cuando se fundó el Culto Dogmático y su brazo ejecutor: La
Corporación Purificadora Humana, destinados a salvaguardar a la
humanidad del exterminio total. Lamentablemente, gran parte de la
población ya había caído en el pernicioso influjo de la
Asimilación, se unieron y formaron el Sínodo, dando lugar al
cruento Conflicto por la Especie. No os dejéis engañar, el Sínodo
ya no es humano, que no os tiemble la mano cuando caiga sobre el
enemigo, pensad en vuestro futuro, en el futuro de nuestra
naturaleza, la humanidad prevalecerá.
- La humanidad
prevalecerá – coreó
desde el recuerdo como el resto de los pupilos del Catedrata de
Thadaos. Desde pequeño siempre quiso ser un héroe, el cruzado que
llevaría a la humanidad hacia la grandeza. Batallaría sin descanso
a todos los monstruos que pretendieran destruir su mundo, su especie.
Cuando hubo crecido lo consiguió, participando en el exterminio de
una civilización entera, borrándola de la historia y desconectando
todo atisbo de su existencia para el resto del universo. En aquel
momento aprendió que no existían monstruos peores que los que
habitaban en su interior. Y siempre estaría preparado para ellos.
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