jueves, 21 de febrero de 2013

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- Tesla, inicia protocolo evasivo, mantener los cazas en giro constante, y carga los cañones de vacío, objetivo: cruceros de retaguardia – dijo Barrs sin mirar a nadie.
- La previsión es de pérdidas del cuarenta y cinco punto trescientos veintitrés por ciento, almirante, daño estimado enemigo ochenta y cuatro por ciento. Iniciando – Resonó la femenina voz de la nave Tesla por toda la estancia.
A unos quinientos kilómetros de allí, cerca de la luna de MV 770, planeta deshabitado que orbitaba la estrella S4356, acontecía la batalla, aunque más bien era una masacre silenciosa. Los cazas de la CPH se arremolinaban como avispas furiosas alrededor de las naves del Sínodo, veinte cargueros custodiados por cinco cruceros de dos kilómetros de fuselaje, dos en vanguardia y tres en retaguardia. Todos sus drones defensivos estaban enzarzados en la batalla, los cuales, formaban una serpiente de metal, que se enroscaba alrededor del destacamento, disparando sus rayos de plasma eléctrico, y reduciendo a polvo cada caza que se ponía a tiro. Los cañones de fuselaje de los cruceros rendían a plena potencia, escupiendo proyectiles cinéticos de gran calibre. Los cazas de la CPH atacaban y volvían a la formación dejando tras de si estelas azul pálido. En pequeñas escaramuzas con forma de flecha, reducían paulatinamente el nivel de escudo del convoy Sínodo. La táctica evasiva era mucho más lenta en alcanzar daños importantes, pero minimizaba las pérdidas.
Los escombros flotaban en la inmensidad del espacio, desperdigándose como fuegos artificiales a cámara lenta. A través de ellos, dos esferas gigantescas de pura energía llegaron desde la posición de Tesla, al arribar al campo de acción de los cruceros: implosionaron; produciendo sendos agujeros negros que empezaron a engullirlo todo, inexorables, con una avidez extrema: amigos, enemigos, restos, y corrientes lumínicas. Dos de los cruceros fueron alcanzados de pleno provocando las respectivas oquedades en lo que antes fuera el fuselaje, y tragándose el resto en un remolino que los hacía parecer de arena. El tercero quedó atrapado por la gravedad de los vórtices. La curvatura de la realidad deformaba la luz, evitando que el plasma de los drones hiciera blanco en los cazas no devorados por la vorágine gravitacional. Los cargueros del Sínodo comenzaron la huida, virando en sentidos opuestos sobre el eje longitudinal. Los cruceros de vanguardia rompieron la formación para escoltar a los dos grupos de cargueros.
Van a separarse, intentarán hacer dos pliegues distintos para huir, eso bajará los escudos, necesitan energía para plegar, pensó Barrs, su plan estaba funcionando.
- Tesla, escaneo completo cuando bajen sus escudos, quiero saber qué transportan- si es que transportan algo, ordenó sin parpadear. A través de su ordenador óptico vio la devastación provocada por los cañones de vacío. Observó cómo la gravedad de los vórtices hacía su trabajo, saboreó el momento, le gustaba la guerra. Estudió minuciosamente cada detalle, en su mente, ecuaciones sobre el coste material de la lucha y sus compensaciones. Una presa demasiado fácil, sólo una distracción para asegurarse de nuestra presencia.

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