Las órdenes de Barrs
eran sencillas: estado de
vigilancia en la grieta de S4356, a su llegada se procederá a la
retirada de los efectivos existentes, ningún artefacto y/o ente no
corporativo debe entrar o salir. Las recibió en sus
estancias personales, un mensaje protegido que le llegó directamente
del Consejo Dogmático, cuando se encontraba en la grieta de DF9901,
casi en el otro extremo de la galaxia, tan cerca y a la vez tan
lejos. El dominio de las grietas significaba el control de la zona
que las rodeaba: rutas comerciales, posibles planetas para colonizar,
campos de asteroides para minería. Zonas estratégicas vitales para
una hegemonía galáctica, la hegemonía de la CPH. Así pues, Tesla:
el dodecaedro militar, se quedó orbitando S4356, junto a la grieta,
acechando cual depredador, con sus superficies espejadas y el sistema
de camuflaje activado, el mejor que la humanidad fabricó en toda su
historia. Barrs auguraba resistencia, en aquel sector existían
mundos que dependían del tráfico interestelar. Eso les convertía
en el blanco de todas las hostilidades. Un peligro innecesario que
debía asumir, porque el objetivo de aquel estrangulamiento era otro,
como supo después con la conversación que mantuvo con el Consejo
Dogmático a través de las sondas subespaciales:
- ¡Por los dogmas! Sin
apoyo es una misión suicida – gritó Barrs a través del canal
subespacial – como saben, los parásitos han entrado en la guerra,
y las últimas generaciones ya pueden vernos – no tenía miedo,
simplemente le parecía estúpido.
- Razón de más para que
sea Tesla la que controle la grieta, más naves serían detectables,
blancos fáciles... si Tesla está en medio de una contienda – dijo
Luar Hikka, portavoz del Consejo, una mujer de facciones estiradas y
ojos almendrados que se intuía tan delgada como el hilo de su voz –
no sólo se pretende el control de la grieta, sino monitorizar la
posible lucha, necesitamos esos datos – su voz era tan tenue como
su expresividad. Barrs odiaba a aquella mujer.
- Exponen el mejor
satélite de la flota corporativa por un simple experimento – se
humedeció los labios y se ajustó el ordenador óptico con el dedo
índice, hubo un leve silencio.- No se trata de un simple
experimento, no podremos evaluar hasta qué punto están involucrados
en el conflicto – se acercó más a la cámara – como tampoco
podremos evaluar... cual es el verdadero alcance de su poder bélico,
hasta que no nos expongamos a una reyerta.
- Diez millones de buenos
seres humanos, puros, profesionales, mi tripulación...
- Sabe lo que sucederá...
si no lo hace, conoce perfectamente la Asimilación, diez millones
frente a trillones, no son nada – hizo una pausa y esbozó una
sonrisa que parecía de piedra – además... confiamos plenamente en
usted... almirante ¿supongo que no querrá exponerse... a una mancha
en su inmaculado expediente? – Barrs no conoció tanta ira como en
aquél momento.
- La Asimilación es para
los herejes del Sínodo, esto es diferente – la musculatura del
almirante se tensó - mi tripulación y yo somos prescindibles, eso
no lo discuto, pero Tesla no, la Corporación no puede permitirse una
pérdida semejante, estamos desarrollando...
- Estamos al tanto de sus
investigaciones, almirante – le interrumpió Hikka - y ya tiene sus
órdenes, no se exponga a cargos por insubordinación, usted es
valioso, pero como ha dicho antes, prescindible.
El canal se cerró de
inmediato, Barrs estrelló su ordenador óptico contra la pared,
imbéciles, podrían usar cualquier nave como señuelo, a menos
que …
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