miércoles, 8 de mayo de 2013

0020


Las orugas se detuvieron, en el exterior se había desatado la tormenta, la visibilidad normal era completamente nula. A través de la pantalla de navegación vio el cráter donde se había estrellado aquel extraño traje mecánico, supuestamente tripulado. En el centro, a medio enterrar, una forma ovoide recordaba una crisálida regular. Era imposible que el impacto del misil le hubiera dejado aquella forma. Miró otra vez el vídeo del puesto, aisló un frame, y otro del vídeo del misil, el objeto era el mismo. Las coordenadas eran correctas, había cambiado de forma, en consecuencia, seguía funcionando. Enseguida vio la oportunidad, con un artefacto como aquel no sólo se limitarían a violar las clausulas referentes a Whittman, sino que podrían limpiarse el culo con el contrato entero. Le extrañó que algo tan avanzado en cuanto a blindaje no reaccionara mejor. El Tunguska SD-436, aunque efectivo, era casi una pieza de museo. Podría no estar familiarizado, o adaptado, a las inclemencias del clima siberiano, estar averiado, o tener una mal función en el sistema de navegación, no importaba, eran sólo conjeturas, de lo que sí estaba seguro es que él no se movería de la climatizada cabina, Kolya haría el trabajo sucio:
- A treinta y tres, Kolya.
- De acuerdo – la voz neutra del cíborg se escuchó por los altavoces del habitáculo.
El módulo posterior del Vojaĝanto comenzó a abrirse lentamente por la parte derecha, una enormes puertas corredizas dejaban ver el interior del compartimento de carga. A un lado, de uniforme, Kolya vigilaba como el brazo-grúa emergía desde la bodega y se aproximaba al extraño objeto. Agarrándolo con tres dedos mecánicos lo extrajo del nevado cráter. Era grande, unos tres metros de altura por dos de diámetro; su superficie era perfectamente lisa, ninguna junta distinguible, así como pruebas sobre el impacto recibido; la tonalidad verde le confería el aspecto de una aceituna gigante.
El viejo debe estar contento, sólo espero que no te abras, o joderemos otra clausula por el puto rehén” pensó Vasily, en guardia con todo lo que ocurría.
Cuando el objeto estuvo en el interior las compuertas se cerraron, la nieve ya había cubierto al Vojaĝanto, un magnífico camuflaje natural. El piloto, desde la calidez de la cabina, introdujo las coordenadas del puesto avanzado. Los instrumentos del vehículo eran del todo ineficientes para hacer un diagnóstico completo, lo único que podían saber es que estaba apagado, o al menos, eso parecía. El mercenario cibernético montaba guardia a su lado sin quitarle ojo.
Sin contratiempos llegaron a la entrada del garaje, la cual se cerró tras el vehículo, una vez en el interior. Allí le esperaba Zhou con su repugnante cara, sonriendo.
- Vaya, vaya...
- ¿Qué pasa doctor? - dijo Vasily con desgana mientras bajaba por la escalinata de la cabina.
- Nada Stekker, tenemos que ir a comunicaciones, el viejo quiere hablarnos, Kolya, que nadie se acerque al huevo verde.
- Ya lo has visto...
- Y tanto que lo he visto, joder. El viejo me ha dicho que no nos acerquemos hasta que vengan a recogerlo.
- ¿Voy a por los tuneleros?
- No, no, tampoco quiere que estén aquí hasta que no se lo lleven, ya sabes...
- Sí, ya sé...
Con aire somnoliento, y con el abrigo puesto, Vasily se encaminó hacia el pasillo que conducía a la sala de comunicaciones, Zhou iba detrás. El pasillo era estrecho, sucio, y mal iluminado. Olía a una mezcla de orines, gasolina, pintura quemada, y al cigarrillo que el ruso se estaba encendiendo en ese momento. El suelo metálico no ayudaba a hacerlo más agradable, ya que todas las pisadas reverberaban de una forma espantosa. Los dos hombres iban con paso taciturno.
- ¿El bicho a dicho algo? - inquirió el doctor como para romper el hielo, no podía disimular que estaba nervioso.
- No, desde hace un año no dice nada.
- Tsk! Debe ser jodido no controlar tu puto cuerpo.
- No creo que le importe, ya no.
- Joder, verlo todo como si fuera una puta película de esas que miras tú.
- Basta.
- Vale, vale, sólo era...
- Centrémonos en el negocio, ya no puede oírnos ¿Tibor se ha puesto en contacto con tus amigos? Tenemos poco tiempo, cuando nos carguemos a Kolya tiene que estar todo preparado.
- No te preocupes, estará todo listo – Zhou le regaló una mueca que pretendía ser una sonrisa, se llevó una píldora blanca a la boca.
Ambos aceleraron el paso, dejando tras de si las puertas que conducían a los barracones de los tuneleros, las cámaras de seguridad estaban conectadas, sabía que el viejo estaba mirando, desde su despacho, a miles de kilómetros de allí. Vasily le dio otra calada al cigarrillo, y tras un ruido seco que inundó el pasillo, vio cómo su brazo salía despedido hacia delante. Luego la sangre se le metió en los ojos, durante una fracción de segundo supo la verdad, Tibor había conseguido descifrar los códigos de seguridad del Vojaĝanto, él ya no era necesario. El segundo disparo le impactó en la base de la columna, partiendo en dos su cuerpo, abrigo incluido. Vio sus piernas, aún de pie. Sólo se lamentó de una cosa: que lo último que pudo ver en ese mundo de mierda, era la cara deforme de aquel cabrón mientras sonreía.



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